miércoles, 6 de marzo de 2013

La gota del recuerdo

Hannah. Philip Lorca diCorcia


La cuota de secretos compartidos por años de encontronazos incluía el conocimiento de fobias y temores, de admiraciones y rencores, y la necesaria posesión de las claves para la activación más sutil y eficaz de sus resortes sexuales. El Conde recordó cuánto le agradaba a ella que él le lamiera el clítoris con un movimiento punzante de la lengua, dejando correr su saliva hacia las aberturas de la vagina y el ano, al tiempo que las palmas de sus manos frotaban los enardecidos pezones, y él sentía al fin la tensión profunda del vientre de la mujer, la alteración de sus inspiraciones y exhalaciones, advertencia del desborde en cascada del silencioso orgasmo. Percibiendo cómo se le recogía el escroto y una gota lasciva le recorría la uretra, el hombre disfrutó del recuerdo de las artes aplicadas por Tamara para hacerlo gozar con toda la plenitud posible...


(La neblina del ayer, Leonardo Padura)


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