Al parecer, en el siglo X, el poeta Ibn-al
Rumi inició un debate sobre la superioridad del narciso respecto a la rosa que duró un siglo. Quizá este debate podría extrapolarse al debate
entre lo dionisíaco y lo apolíneo. El nombre de la flor del narciso deriva del
mito de Narciso, de "Las Metamorfosis" de Ovidio. No me sorprende que
Szymanovsky utilizase alguno de los poemas de Rumi, de exaltación al narciso
para su Sinfonía No 3, Op.27 "Canción de la noche", dadas las connotaciones homosexuales de tal elección. Porque
como dice Alex Ross, aunque los compositores homosexuales de comienzos del
siglo XX, raramente aludieron a su sexualidad, Szymanovsky estuvo al borde de
la revelación.
Estos son algunos de los versos de Rumi
que inspiraron tal sinfonía:
Carl Warner.The cave of Abdomen |
¡Oh narciso ebrio que
la sangre bebes, no duermas!
Es noche de fiesta esta noche, no duermas.
Es noche de fiesta esta noche, no duermas.
Nunca de mi olfato tu perfume huye,
y nunca tu imagen de mis ojos huye.
Por ti noche y día muero de deseo.
El deseo sigue y la vida huye.
Llegó la noche y ¡qué quemadura en este pecho!¡Qué sorpresa!
Creo que se inicia el día, ¡qué sorpresa!
Noche y día no caben en los ojos del amor.
Los ojos del amor ciegan los ojos, ¡qué sorpresa!
En este mismo hilo de Narciso, leo en El ruido eterno (p. 512): Y en la audaz y extraña ópera Rey Roger
(1918-1924), el héroe regio lucha por resistir el magnetismo dionisíaco de un
joven pastor que proclama “Mi Dios es tan hermoso como yo”.
(©MJCodes)
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