martes, 5 de febrero de 2013

Primero, en el dolor cósmico

Étant donnés. Marcel Duchamp 

Existe un dolor cósmico, y no está registrado. Nadie aquilata el sufrimiento, no solo de los insectos que aplastas al andar sino, por ejemplo, de los que son devorados vivos sepultados en un embudo de arena por la tenebrosa larva de la hormiga león, o empaquetados, congestionados, asfixiados en su red por la tenaz araña...Tuvo un acceso de tos, muy fuerte, noté cómo se contraía su ano, su recto, y en plena eyaculación, enorme, agónica, apreté de tal modo su torso tísico que oí crujir las vértebras, aflojé asustado el abrazo y ante la carencia de unos pechos que apretar cogí su cabeza y le mordí con fuerza en la nuca mientras los aromas de su cabello me hacían enloquecer aún más todavía. Creí morir. (Y ella también, aunque por distinto motivo.)

(Familias como la mía, Francisco Ferrer Lerín) 

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