miércoles, 27 de agosto de 2014

Anticipación

Shanghai Hotel. MJ Codes

Piso 23. Caminamos en silencio sobre la alfombra gruesa del corredor. El empleado me precede ágil, con el sobrepeso de mi maleta y se detiene ante la puerta que nos da luz verde para entrar. La habitación está en penumbra y el joven del Hotel interpone su brazo en mi camino para introducir la tarjeta que enciende todos los interruptores. “Adelante” me dice con la mirada, luego deja la maleta en el suelo y vuelve a adelantarse para mostrarme el cuarto de baño y el dormitorio, después atraviesa el salón por detrás del tresillo rojo y se dirige al centro de una pared circular, el segmento curvo que une los lados en ángulo recto de la sala en cuyo vértice me encuentro. Una cortina ocre de reflejos dorados cae desde la moldura lobulada con la rotundidad de un telón antiguo. El empleado levanta las manos ante una abertura imperceptible y separa la tela hacia los lados, hasta el límite que le permiten sus brazos extendidos, entonces, con la mirada en el visillo de la franja abierta, sospecho que algo va a ocurrir. El olor a madera de la vitrina que está a mi izquierda, me ha hecho sentir la misma excitación que el vaho perfumado en la oscuridad antes del comienzo de una ópera. Apenas me he movido de mi sitio cuando el empleado vuelve a pasar ante mí y con un gesto, señala el juego blanco de té sobre la mesita de cristal. Asiento, algo azorada por la timidez que me produce hablar sin palabras, un lenguaje demasiado privado para usar con un extraño que sólo conoce de mí el peso de mi equipaje. Pero él persiste y me sonríe, por primera vez, como si supiese que me intimida, de modo que cambio de actitud, le alargo una propina generosa al tiempo que abro la puerta con decisión. Él obedece al punto y desaparece.

(©MJCodes)

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